Los pensamientos forman parte de la condición humana.
Somos seres pensantes y constantemente nos vemos sumergidos en ideas o creencias que interfieren en nuestra percepción de la realidad.
Pero… ¿Hasta qué punto los pensamientos pueden influirnos? ¿Podemos llegar a ser esclavos de nuestros pensamientos? ¿Cuáles son los peligros de entrar en bucle?
En el presente artículo, nos cuestionamos si el pensamiento es siempre tan útil y reflexionamos sobre cómo nuestra mente puede ayudarnos en determinados momentos o entorpecernos en muchos otros.
¿Cómo pensamos y qué es la rumiación mental?
La mente humana es una máquina de procesar información.
Nuestro cerebro se encarga de procesar todos aquellos estímulos que le rodean. Lo destacable es que procesa tanto la información que se encuentra más accesible (todo aquello que percibe por nuestros cinco sentidos), como aquello más abstracto (recuerdos, expectativas, juicios, reflexiones, conceptos…).
La manera en la que pensamos está influida por nuestras experiencias pasadas y por los patrones de pensamiento que hemos desarrollado a lo largo del tiempo.
Es cierto que, de manera adaptativa, nuestra mente nos ayudará a sobrevivir en algunas situaciones. Por ejemplo: podrá procesar que un objeto se desplaza velozmente hacia donde nos encontramos y esto hará que reaccionemos y nos apartemos de ese lugar, o si por ejemplo percibimos que algo quema retiraremos nuestra mano rápidamente.
Sin embargo, en muchos otros, si entramos en bucle con nuestros pensamientos, conseguiremos crear un círculo vicioso donde los pensamientos se repetirán continuamente y no llegaremos a una resolución satisfactoria.
Así, el concepto de rumiación mental es un fenómeno que consiste en dar vueltas una y otra vez a nuestros contenidos mentales y pensamientos. Usualmente solemos rumiar sobre preocupaciones o situaciones que nos causan cierta inquietud y que pertenecen al pasado o al futuro.
Los riesgos de la rumiación mental
Algunos de los efectos e implicaciones de la rumiación mental podrían ser los siguientes:
Bloqueo y dificultad para buscar soluciones.
Aunque nuestra primera impresión pueda ser que la rumiación es útil para buscar una solución, en realidad se trata de una alternativa que posiblemente no conlleve una solución final. Esto ocurre porque cuando entramos en bucle nuestra mente se centra exclusivamente en un foco cerrado, en una única cuestión. Además, nos atrapa, no tomamos medidas concretas y puede resultar altamente desgastante física y psicológicamente.
Aumento del malestar físico y emocional.
Es natural preocuparnos por las cosas. Sin embargo, cuando nos quedamos enredados continuamente en pensamientos, puede generarnos desánimo, sentimientos de desesperanza y sin duda agudizar nuestro cansancio, ansiedad y estrés al no encontrar una opción posible.
Dificultades en los procesos cognitivos.
Cuando presentamos pensamientos obsesivos o rumiativos, es poco probable que nuestros procesos cognitivos se encuentren estables (atención, memoria, concentración, toma de decisiones, psicomotricidad…).
Disminución en la productividad.
Cuando pasamos un tiempo elevado dando vueltas una y otra vez a nuestros pensamientos, muy posiblemente comenzaremos a postergar (o aplazar) las tareas pendientes. De esta manera se verá influida nuestra productividad en el trabajo, los estudios o a nivel personal (mantenimiento de hábitos saludables, relaciones sociales, etc.)
3 Pasos para identificar y trabajar la rumia mental
Conoce tu rumia mental.
Comienza haciéndote consciente de lo que piensas. Identifica aquello que te preocupa en la actualidad. ¿Has entrado en bucle y te ha bloqueado? ¿Repites los mismos temas una y otra vez sobre una misma cuestión? ¿Cómo te hace sentir? Conoce tu patrón de pensamiento para poder abordarlo.
Cuestiona tus pensamientos.
Reflexiona por un momento: ¿Crees que realmente estos pensamientos recurrentes te están ayudando a solucionar el problema? ¿De verdad consideras que te está resultando útil? ¿Has llegado a luchar contra tus pensamientos y han aparecido cada vez más? ¿Has pensado en actuar de otra manera?
Aprende a dejar ir y ponte en acción.
En lugar de permitir que la rumiación gobierne tu vida (o entrar en la lucha incesante contra tus pensamientos), fomenta habilidades para abordar los problemas de manera efectiva. En este punto te recomendamos la práctica del Mindfulness o atención plena. Hazte consciente de que hay pensamientos que no te están sirviendo y de que tú no eres tus pensamientos, eres mucho más que eso. Aprende a dejar ir estos pensamientos como si fueran nubes en el cielo y a focalizar la atención en aquello que necesitas en la actualidad. Si hay algo que puedas hacer para resolver la situación, fija objetivos realistas y ponte en marcha abordando el problema de manera específica. Plantéate: ¿Qué es lo que NO me está ayudando en la actualidad? ¿Qué plan alternativo puedes poner en marcha? Anota todo ello en una agenda y comienza el cambio.
Pide cita
Si presentas alguna dificultad en relación a tus pensamientos y te gustaría cambiar la relación con tus eventos internos, no dudes en contactar con nuestro equipo Vaico Psicología, estaremos encantados de atenderte.
– Escrito por Alicia Jiménez , Psicóloga General Sanitaria y Redactora de contenidos.