Como adelantamos en el anterior artículo, la asertividad es un estilo comunicativo basado en la autoafirmación y el respeto. En este tipo de comunicación, el mensaje se transmite de manera clara, directa y no ofensiva.
Estilos de comunicación asertivos y no asertivos
Además del estilo comunicativo asertivo, nos podemos encontrar con el estilo comunicativo inhibido/pasivo o agresivo. Seguramente también habrás oído una variante de nombre pasivo-agresivo que explicaremos más adelante.
1. Comunicación inhibida
En el estilo comunicativo inhibido/pasivo, la persona cede sus derechos, pues prefiere no expresar lo que necesita con tal de no generar un conflicto, recibir desaprobación social o provocar un malentendido entre las partes implicadas.
Podrás reconocer este estilo comunicativo cuando la persona no responde ante ciertas preguntas por miedo a disgustar, cuando se muestra conformista con decisiones ajenas o cuando permanece callada ante una confrontación.
Respecto a su comunicación no verbal, se caracteriza por un tono de voz suave y postura corporal de sumisión (hombros hacia delante, mirada cabizbaja y sin contacto visual con su interlocutor)
2. Comunicación agresiva
Por su parte, la comunicación agresiva se caracteriza por la expresión irrespetuosa de nuestras propias opiniones o deseos sin tener en cuenta los derechos de las demás personas.
En este caso, la persona suele interrumpir la conversación, invadir el espacio de la otra persona y realizar comentarios que pueden resultar ofensivos.
Respecto a su comunicación no verbal, se caracteriza por un tono de voz elevado y postura corporal tensa (pecho hacia fuera, mentón elevado, brazos cruzados…)
En resumen, la exposición con prevención de respuesta desde la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) es una poderosa herramienta para abordar el TOC. Esta técnica nos invita a aceptar los pensamientos obsesivos como eventos mentales normales y transitorios, mientras nos conectamos con nuestros valores personales y tomamos acciones comprometidas hacia una vida significativa.
3. Comunicación pasivo-agresiva
También existe una variante de comunicación denominada pasivo-agresiva donde la persona muestra hostilidad sin expresar claramente sus necesidades.
En realidad, este tipo de comunicación se conoce por el trastorno de personalidad pasivo-agresivo, donde la persona presenta un patrón general de oposición y resistencia, expresión de amenazas y quejas constantes, muestras de incomprensión, hostilidad y facilidad para discutir, rechazo a la autoridad y resentimiento hacia los otros.
Si nos centramos en la comunicación, una persona que se comporta de manera pasivo-agresiva puede comunicarse desde el sarcasmo o la crítica encubierta (indirectas, comentarios sutiles, ignorando o haciendo el vacío a la otra persona…).
De manera que, pese a que normalmente su comunicación no verbal puede estar asociada a un estilo comunicativo pasivo, en realidad se expresan de manera hiriente y no tienen en cuenta los derechos de los demás.
4. Comunicación asertiva
Así, el estilo comunicativo asertivo supone una alternativa socialmente adecuada y útil, ya que nos dota de la oportunidad de expresar nuestras necesidades a la par que respetamos los derechos de las demás personas.
Este estilo de comunicación implica hablar de forma clara y concisa, teniendo claros nuestros objetivos sin necesidad de herir al resto. En este caso, el tono de voz es estable, se mantiene contacto visual y se atiende al estado de la otra persona. Asimismo, la postura corporal se presenta abierta y relajada ante la interacción social.
Asertividad: qué significa realmente y por qué es tan importante
Una vez que hemos visto los distintos estilos de comunicación, cabe destacar la importancia de desarrollar nuestras habilidades sociales para mejorar la interacción con nuestro entorno y con nosotros/as mismos/as.
Cuando de manera recurrente utilizamos un estilo comunicativo pasivo, no logramos expresar lo que necesitamos e ignoramos nuestra propia persona. La acumulación de frustración por este aspecto puede llegar a derivar en una comunicación agresiva donde vulneramos los derechos de los otros. Esto, a su vez, puede provocar el aislamiento, puesto que es posible que las personas se vayan alejando de ti por este tipo de comportamientos.
A diferencia de lo que se puede llegar a pensar, no nacemos asertivos o no asertivos, sino que es algo que podemos modificar y conviene trabajar a lo largo de nuestra historia vital.
Es natural que en ciertos casos nos comportemos de manera más o menos asertiva, lo importante es que podamos decidir en qué casos nos gustaría modificar determinado comportamiento hacia un estilo comunicativo más asertivo.
Por tanto, la asertividad es una habilidad social que podemos aprender y desarrollar, nos permite tener en cuenta nuestras necesidades y respetar las ajenas, favorece nuestras relaciones sociales aumentando la confianza y fomenta nuestra seguridad y autoestima, pues nos ayuda a defender lo que consideramos apropiado en cada caso y a ser empáticos con los puntos de vista de los otros.
De esta manera, podremos expresar lo que realmente nos gustaría expresar de manera clara, con determinación y respeto, pedir algo que necesitamos o decir que no a lo que no queremos hacer.
Pautas y técnicas para desarrollar la asertividad
En primer lugar, reflexiona y define un objetivo de aquello que te gustaría hablar con la otra persona, evita mezclar diferentes asuntos o dar vueltas sobre lo mismo una y otra vez. Recuerda que te comunicarás de manera clara y concisa.
Tras tener esto en cuenta, busca un buen momento y lugar. Si quieres expresar tus necesidades con otra persona, procura tener tiempo para poder hablarlo, hacerlo de manera privada evitando la presencia de más personas que puedan oír vuestra conversación y procura que vuestro estado emocional sea estable.
Al comunicarlo, procura cuidar también tu comunicación no verbal: mantén el contacto visual con tu interlocutor, con tono de voz estable, respeta su espacio, no le des la espalda al hablar, mantén una postura cómoda y abierta, un gesto amable y acorde con el mensaje que queremos transmitir.
Tras ello, llega el momento de exponer tu necesidad a la otra persona. El siguiente esquema puede ayudarte a elaborar el mensaje verbal:
Describe de manera objetiva la situación. “Lo que ocurre es que… Desde que… Cuando… Te iba a comentar que la situación…”
Expresa la emoción que te hace sentir (desde el yo, evitando culpabilizar): “Siento que… Me encuentro… Esto me hace sentir… Me está generando…”
Propón una alternativa o solución a lo que ocurre “Me gustaría que… Preferiría… Qué te parece si… Cómo ves si…”
Pide su punto de vista y valora las consecuencias del cambio “¿Cómo lo ves? ¿Qué opinas sobre ello? Considero que esto podría ayudarme/ayudarnos a…”
A continuación, te presentamos algunas técnicas que pueden ayudarte a transmitir el mensaje de forma asertiva:
Técnica del sándwich: Formula un aspecto positivo, rechaza la propuesta y vuelve a formular un aspecto positivo. Ejemplo: “Gracias por proponérmelo y pensar en mí para ello, pero no puedo hacerlo, si me lo comentas a partir del lunes podré ayudarte”
Técnica del banco de niebla: asume su parte sin cambiar tu punto de vista. Ejemplos: “Tienes razón…/Es posible que…/Como bien planteas… – PERO…”
Técnica del disco rayado: repite tu necesidad de diferentes formas sin terminar cediendo. Ejemplos: “Comprendo lo que me quieres transmitir, aun así, me parece importante que… Te entiendo, en este caso, considero que… De acuerdo, en mi caso, necesito…”
Tras haber leído este artículo es posible que te hayas dado cuenta de algunos aspectos de comunicación. Muchas personas, tras recibir información, suelen darse cuenta de que les gustaría mejorar este aspecto.
En tu caso, ¿te gustaría desarrollar la habilidad social relacionada con la asertividad? ¿Notas que te cuesta expresar tus necesidades o, cuando te expresas tiendes a hacerlo de manera agresiva?
Si necesitas ayuda en esto, no dudes en contactar con nuestros psicólogos en Terrassa, evaluamos tu caso en concreto y adaptamos el trabajo psicológico para ayudarte a gestionar cualquier tipo de dificultad que interfiera con tu funcionamiento diario. Contáctanos cuando necesites, estaremos encantados de poder ayudarte.
– Escrito por Alicia Jiménez, Psicóloga General Sanitaria y Redactora de contenidos