Descubre cómo ACT puede ayudarte a aceptar tus pensamientos y emociones difíciles y comprometerte con tus valores para sacar una vida plena y significativa.
La terapia de aceptación y compromiso (ACT, por sus siglas en inglés) es una forma relativamente nueva de terapia basada en la evidencia que ha ganado popularidad en los últimos años debido a su eficacia en el tratamiento de una amplia gama de trastornos emocionales y psicológicos.
La ACT se enfoca en ayudar a las personas a desarrollar habilidades para aceptar sus pensamientos y emociones difíciles, mientras se comprometen a tomar acciones en coherencia con sus valores personales.
A continuación, exploraremos juntos los seis procesos principales de la ACT:
Aceptación: Implica aprender a reconocer y permitir las emociones y pensamientos difíciles, en lugar de luchar contra ellos o intentar suprimirlos. La aceptación no quiere decir que a uno le tenga que gustar lo que está pasando, sino más bien reconocer que es una realidad y aprender a darle un espacio para que no impida centrarse en lo importante.
Imagina que estás en una playa, frente a un océano con olas muy grandes. Quieres disfrutar del agua y nadar, pero cada vez que intentas entrar en ella, una ola enorme te golpea y te arrastra hacia la orilla. ¿Te sientes frustrado y asustado, cómo puedes disfrutar del mar si no puedes superar estas olas?
La aceptación en ACT es cómo aprender a surfear en estas olas gigantes. En lugar de luchar contra ellas o intentar evitarlas, aprendes a reconocer su fuerza y permitir que te lleven mientras mantienes el equilibrio sobre la tabla. Esto no significa que disfrutes de las olas, pero reconoces que son una realidad del océano y aprendes a convivir con ellas para mantenerte en la superficie y avanzar hacia tu destino.
Defusión cognitiva: Este proceso implica aprender a separar los pensamientos de su contenido y no identificarse con ellos. En lugar de tratar de controlar o evitar pensamientos negativos, se enseña a las personas a observarlos como simples eventos mentales y no como hechos, es decir, como palabras o imágenes en nuestra cabeza que pueden ser útiles o no.
Imagina que estás sentado junto a un río en el que el agua va pasando lentamente. Ves como de vez en cuando alguna hoja cae al río y va flotando río abajo. Cada vez que surge un pensamiento en tu mente, lo depositas en una de estas hojas y lo sueltas con la corriente. Al igual que las hojas que flotan, los pensamientos también fluyen y desaparecen.
Compromiso con el momento presente: La conexión o presencia con el momento presente implica prestar atención a lo que está sucediendo aquí y ahora, en lugar de estar atrapado en pensamientos sobre el pasado o el futuro. Se alienta a las personas a estar más presentes en sus experiencias, y a participar activamente en lo que está pasando en sus vidas.
Imagina que estás disfrutando de un día soleado en barco. Estás navegando tranquilamente por el río, y sintiendo la brisa fresca en la cara. Estás viviendo el momento presente y disfrutando cada segundo de la experiencia.
Pero de repente, tu mente empieza a divagar. Empiezas a pensar en las tareas pendientes que debes hacer después, o en un evento pasado que te hace sentir ansioso o triste. En lugar de disfrutar del presente, tu mente se desvía del momento y tu barca comienza a desviarse de la corriente del río.
De repente, chocas con una roca en el agua y te das cuenta de que te has alejado del presente. Te das cuenta de que, si te hubieras mantenido enfocado en el momento presente, podrías haber evitado este obstáculo. Al igual que en la vida, cuando no nos enfocamos en el momento presente, perdemos la perspectiva y podemos enfrentar obstáculos innecesarios.
El yo como contexto: Consiste en aprender a observar el yo como un contexto en el que ocurren los pensamientos, emociones y experiencias internas, en lugar de identificarse y fusionarse. En otras palabras, el yo como contexto es como el «lugar» donde suceden nuestras experiencias internas, pero no somos estas experiencias internas en sí mismas.
Imagina que estás jugando una partida de ajedrez en un tablero en el que hay fichas blancas y negras. Las fichas blancas representan tus pensamientos y emociones que te gusta pensar y sentir. Las fichas negras son los pensamientos y emociones que te molestan o te hacen sentir mal. Si te preguntaran quién eres en este juego, probablemente responderías a que eres las fichas blancas. Pero en realidad eres el tablero en el que se desarrolla el juego, el contexto que contiene tanto las fichas blancas como las negras y que se mantiene constante observando el juego. Tú tienes tanto aspectos positivos como negativos en tu vida y es importante aprender a aceptarlos y manejarlos, teniendo en cuenta que tú eres el tablero.
Valores: Los valores son principios, cualidades o ideales que una persona considera importantes, significativos y dignos de ser perseguidos en su vida. Algunos ejemplos comunes de valores son: la honestidad, la lealtad, la justicia, la libertad, la creatividad, la familia, la amistad, la tranquilidad, la igualdad y la responsabilidad, entre otros.
Este proceso consiste en identificar y comprometerse con los valores personales, esos principios y metas que para ti son relevantes y significativos. El proceso de compromiso con los valores implica, por tanto, primero identificar cuáles son estos y después, trabajar para aprender a tomar decisiones y actuar de manera coherente con estos valores, incluso cuando las emociones o los pensamientos puedan hacer que sea difícil.
Acciones coherentes con los valores: Consiste en realizar acciones que estén alineadas con los valores personales de un individuo, incluso si estas acciones implican enfrentar el dolor, la incomodidad o el miedo.
Imagina que tus valores son una brújula que te guía en la vida. Esta brújula te indica hacia dónde te quieres dirigir, las direcciones que debes seguir para sentirte realizado. Cada vez que tomas una decisión o eliges una acción, consultas tu brújula para asegurarte de que te estás moviendo en la dirección correcta. En ocasiones, el camino puede ser difícil, con obstáculos y desafíos que te alejan de tu rumbo. Pero incluso en los momentos más difíciles, tu brújula te ayuda a mantener el rumbo y seguir avanzando hacia tus metas importantes. Con la práctica, aprendes a confiar en tu brújula y tomar decisiones y acciones coherentes con tus valores, incluso cuando la vida se vuelve complicada.
Como psicólogos en Terrassa, en nuestra consulta a través del trabajo de estos seis procesos, lo que se busca es ayudar a las personas a desarrollar lo que se conoce como flexibilidad psicológica, es decir, la capacidad de ser más flexibles en su manera de pensar y actuar, y de responder a situaciones difíciles de forma más saludable y efectiva.
Si estás interesado en probar la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) como una forma de abordar tus desafíos emocionales y mejorar tu bienestar psicológico, te invitamos a venir a VAICO, donde contamos con un equipo de psicólogos experimentados en la aplicación de ACT y otras terapias de tercera generación. Estaremos encantados de ayudarte a dar el primer paso en este camino.
¿Y a ti? ¿Qué te dice tu experiencia? Te leemos atentamente.
Escrito por Irene Piqueras Rodes, estudiante de Psicología